El 2020 será recordado como el año en que inició el siglo digital y marcará un antes y después en el rol de los responsables de la tecnología empresarial. De este momento en adelante, dependerá de usted que los ajustes iniciales, los parches precipitados y la puesta en marcha de medidas emergentes den paso a una cultura organizacional donde la flexibilidad, la cooperación y la adaptabilidad sean permanentes.
Cuando se habla de desarrollo organizacional tarde o temprano aparece el concepto de “resistencia al cambio”, el fenómeno psicosocial que actúa como un obstáculo para el reajuste adaptativo que exige el nuevo ambiente. En otras palabras, las personas nos resistimos a salir del estado de confort producido por el equilibrio en el que se encontraba el sistema.
La abrupta aparición del Covid-19 como una amenaza real a la vida humana dio poco lugar a cuestionamientos, a resistencias, a aplazamientos o a largos procesos de evaluación. Cierto, no todas las respuestas a la emergencia fueron las óptimas, pero en la mayor parte de los casos usted como director de Sistemas fue capaz de mantener a flote la organización. Incluso los hubo que aprovecharon el momento para meter a fondo el acelerador y profundizar en los proyectos iniciados.
Antes de que alcancemos el confort de la “nueva normalidad” o, peor aún, que en cinco años hayamos vuelto a la vieja costumbre de cuestionar el cambio, conviene detenerse para revisar el 2020: qué condiciones estaban presentes en su entorno que posibilitaron la adaptación; los principales actores en la gestación de las nuevas prácticas; y qué no debería cambiar para establecer una cultura resiliente.
Alcanzar el futuro
En medio de esta prolongada incertidumbre, de escenas que han tenido tintes apocalípticos, no puedo menos que pensar en películas como Soylent Green, que recibió el título en español “Cuando el destino nos alcance”. En este filme de 1973, un detective (protagonizado por Charlton Heston) descubre el siniestro misterio que hay detrás del único sustento humano, un alimento sintético. La Tierra está sobrepoblada y la contaminación ha terminado con todos los recursos naturales del planeta en ¡2022!
El prolongado aislamiento con sus repercusiones psicológicas, la paranoia de ser víctimas de un contagio, la incertidumbre frente a la propia resistencia inmunológica en caso de infección, la fragilidad del empleo, no son escenas de esa película. Son las realidades con las que lidiamos a diario y que ya están minando, en mayor o menor medida, nuestra confianza en el futuro.
Los líderes no deben pasar por alto, antes que cualquier otro factor, la importancia de inspirar confianza en sus equipos de trabajo. La empatía será una de las cualidades más apreciadas por sus colegas, la alta dirección y sus subalternos.
Usted está llamado a construir una visión de futuro en el que todos sientan que tienen un lugar y un propósito común. A su vez, la organización tendrá que proporcionarle elementos tangibles de apoyo para desafiar con éxito los fantasmas que también podrían estarlo acosando personalmente.
La aparición de las primeras vacunas contra el coronavirus representa una esperanza y la posibilidad de alcanzar el futuro que hoy estamos construyendo. Es parte de los recursos de los que puede valerse para infundir confianza y mantener alto el espíritu de sus colaboradores.
Esta tarea tendrá que ser permanente. Una cultura IT resiliente significa que está preparada para cualquier futura disrupción y, en ese sentido, su labor como líder es mantener el espíritu en alto pese al entorno.
Armar caballeros
Ningún líder se lanza a la batalla sin sus mejores caballeros y la protección de un escudero. Es el momento de inspirarse en las películas de caballería o las series de grandes batallas interestelares. En ese sentido, la clave reside en el concepto de “empoderamiento”. No hay líder IT que no lo haya mencionado en nuestra mesa redonda sobre los elementos del CIO resiliente.
Para ello será indispensable brindar nuevas habilidades al equipo en forma continua, y repensar las carreras de acuerdo con las áreas donde se requiera responder con mayor rapidez y adaptabilidad.
Frente a la necesidad de automatización permanente para lograr mayores eficiencias y capacidad de respuesta ante cualquier aumento (o disminución) de la demanda, los empleados sienten una continua amenaza con respecto al rol que desempeñan.
Manténganse cercano e identifique a tiempo a sus mejores elementos, capacítelos continuamente y así podrá cubrir sus flancos débiles.
Multialiados
Hace tiempo que las organizaciones IT comenzaron a repensar sus relaciones con proveedores que buscan encasillarlos. Las soluciones propietarias han ido perdiendo terreno frente al código abierto, las aplicaciones on demand y los esquemas de nube.
Aun así, queda todavía mucho por modernizar en industrias que dependen de viejos sistemas legados (como el sector financiero), o en sectores que son altamente dependientes de soluciones hechas a la medida en su sistema core.
La supremacía de las aplicaciones móviles, el eCommerce, la optimización de las cadenas de suministro, la respuesta inmediata y la creciente exigencia de una óptima experiencia del cliente, no son compatibles con viejas soluciones heredadas o sistemas construidos sobre parámetros inflexibles.
En el 2020 muchos líderes IT comprendieron (a su pesar) que las ventajas competitivas de su producto o servicio residían en un software incompatible con el nuevo entorno, o en un centro de datos obsoleto. Peor aún, dependían de los caprichos de un proveedor.
Los más afortunados pudieron romper con esos paradigmas, aprovechando el impulso dado por la alta dirección a la transformación y la innovación. Se dieron cuenta de que es posible diseñar el valor agregado de su organización a partir de diferenciadores más sutiles, y que adoptar una plataforma estándar o un software comercial no constituye una desventaja. Hay elementos mucho más sutiles para responder a las necesidades de un cliente más sofisticado, obligado también a adoptar un estilo de vida digital.
En este sentido, será indispensable conectar con nuevos y variados proveedores, repensar la relación con los actuales, deshacerse de licenciamientos perpetuos y económicamente insostenibles, aprovechar para construir aplicaciones en plataformas flexibles, reutilizables, acelerar la creación de API, adoptar esquemas Agile, y profundizar en su acercamiento con otros stakeholders del negocio.
Si algo nos deja el 2020 en términos positivos es que la innovación ha recibido la mayor sobredosis de adrenalina que cualquier negocio nunca imaginó: el miedo a morir.