Durante los últimos meses del año, prácticamente todas las semanas vimos cómo nuevos y masivos ataques informáticos asediaban al mundo. Lo peor es que no solo se están volviendo más complejos, también tienen organizaciones muy bien construidas apoyándolos, y dan la impresión de que nadie, ni siquiera organizaciones multimillonarias, responsables de procesos críticos para la sociedad y que gastan mucho dinero en ciberseguridad están a salvo.
Estamos en un momento histórico en la larga guerra entre cibercriminales y expertos en seguridad, y todo indica que el crimen está ganando.