Monterrey, epicentro industrial y empresarial de México, se enfrenta a un desafío recurrente: fomentar una cultura de innovación en las organizaciones.
Para analizar esta problemática, líderes IT se reunieron en una mesa redonda del IT Masters CON Monterrey donde debatieron sobre los principales obstáculos, estrategias y oportunidades para la adopción de nuevas tecnologías en el ecosistema empresarial regiomontano.
La discusión estuvo encabezada por Claudia Galindo, directora de Experiencia y Soluciones con Tecnologías Educativas del Tec de Monterrey; Hernán Guerra, CIO de Trayecto, y Eduardo Medina, director IT de Little Caesars (PCSAPI).
Cada uno aportó su experiencia sobre los retos que enfrentan sus respectivas industrias y la manera en que han logrado avanzar en la transformación digital y la automatización.
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Barreras para la innovación: entre el temor al fracaso y la falta de procesos claros
Uno de los primeros puntos discutidos fue el temor al riesgo. Guerra, de Trayecto, destacó que, en muchas empresas, el miedo a equivocarse es un freno considerable para la innovación.
“Muchas veces, las organizaciones evitan asumir riesgos porque temen no obtener una segunda oportunidad”, explicó. A este obstáculo se suma una mentalidad conservadora que se resume en la frase: “Si funciona bien, ¿para qué cambiarlo?”, apuntó.
Galindo, del ITESM, puntualizó que la falta de procesos claros dentro de las empresas también es un factor que inhibe la innovación. “No se trata solo de generar ideas, sino de tener un camino estructurado para que esas ideas se materialicen y generen impacto”, afirmó.
Según su experiencia en tecnología educativa, cuando las organizaciones establecen mecanismos bien definidos para la innovación, los equipos se sienten más seguros al proponer y desarrollar nuevos proyectos.
Estrategias para equilibrar innovación y riesgos
Un aspecto crucial es encontrar un balance entre la gestión del riesgo y la necesidad de innovar. Galindo resaltó la importancia de contar con métricas claras que permitan evaluar el impacto de cada iniciativa.
“Si desde la fase inicial del proyecto establecemos indicadores de éxito, podemos minimizar riesgos y asegurar que las iniciativas que se lleven a producción sean sólidas”, comentó.
En el caso de Trayecto, Guerra mencionó que han implementado un modelo de distribución de riesgo en sus proyectos de innovación: “70% de nuestros proyectos tienen un riesgo bajo, 20% un riesgo medio y solo 10% entra en la categoría de riesgo alto”.
Esta metodología permite que la empresa mantenga un flujo constante de innovaciones sin exponer su operación a grandes incertidumbres.
Colaboración empresarial y académica: un ecosistema de innovación
La colaboración entre empresas e instituciones académicas se ha convertido en un factor clave para fomentar la innovación en Monterrey.
Galindo explicó que en el Tecnológico de Monterrey han desarrollado ecosistemas donde los profesores experimentan con nuevas tecnologías y luego comparten sus experiencias con otros docentes.
“Cuando los profesores ven a sus colegas tener éxito con ciertas tecnologías, se genera un efecto de adopción en cadena”, indicó.
Guerra mencionó que Trayecto también ha fortalecido su colaboración con clientes y socios de negocio, como Toyota. “Nos envían retos específicos de innovación, y nosotros los distribuimos internamente para que diferentes áreas propongan soluciones”, explicó.
Este enfoque ha permitido a la empresa mejorar sus procesos logísticos y fortalecer su competitividad sin depender exclusivamente de su departamento de innovación.
Liderazgo y cultura organizacional: motores de la innovación
La cultura organizacional y el liderazgo también desempeñan un papel determinante.
Medina, de PCSAPI, destacó que el liderazgo joven y la confianza del equipo directivo han sido fundamentales en la transformación digital de Little Caesars.
“El liderazgo es la piedra angular de la innovación. Para generar confianza, es necesario ofrecer resultados concretos que demuestren el valor de la tecnología”, afirmó.
En Trayecto, se ha optado por una estrategia diferente: los nuevos ejecutivos pasan sus primeros seis meses en la empresa desarrollando propuestas de innovación.
“No importa en qué departamento trabajen, su primera tarea es analizar su área y presentar proyectos innovadores. Los que logran resultados se quedan con nosotros a largo plazo”, detalló Guerra.
Innovación con propósito: de la teoría a la práctica
Finalmente, los panelistas coincidieron en que la innovación debe estar alineada con los objetivos estratégicos de cada organización. Guerra compartió un caso de éxito en Trayecto, donde detectaron sobrecobros en casetas de peaje.
“Implementamos un sistema que cruzaba datos con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y logramos recuperar más de ocho millones y medio de pesos en un año”, relató. Este tipo de proyectos no solo generan ahorros, sino que también permiten reinvertir esos recursos en nuevas iniciativas tecnológicas.
En el Tecnológico de Monterrey, los procesos de innovación incluyen una fase de experimentación interna, seguida de pilotos con estudiantes y profesores. “No se trata solo de adoptar tecnologías, sino de evaluar su impacto educativo antes de escalarlas”, concluyó Galindo.
