Por más despliegue tecnológico que se haga en un espacio urbano para volverlo “inteligente”, si falta cultura ciudadana y adecuadas políticas públicas, poco será el avance. Esto quedó patente en el panel de discusión “En la pista de la revolución digital”, realizado hace unos días en Smart Cities Forum CDMX 2019.
Una de las participantes, Anasofía Sánchez, directora general de Waze México, indicó que existe una muy difundida percepción falsa en este tema: que una vez que la ciudad esté conectada a internet todo se va a arreglar. La ejecutiva destacó la importancia y el reto que significa la educación urbana para llegar a considerar a una ciudad inteligente. Un ejemplo claro suele darse en las ciudades grandes, donde aunque existan métodos de transporte públicos variados la gente no los usa de la mejor manera.
Para Sánchez se requiere un cambio de mentalidad para que las ciudades puedan funcionar de forma inteligente. “El ejemplo más básico es el semáforo conectado a internet: si la persona se sigue pasando el alto y se queda a la mitad, por más inteligente que sea el semáforo, ¿cómo puede funcionar adecuadamente?”, cuestionó la ejecutiva.
En suma, de acuerdo a los participantes de la sesión: una ciudad inteligente requiere ciudadanos inteligentes. Es una suerte de dilema del huevo o la gallina.
Por su parte, Ricardo Weder, presidente global de Cabify, consideró que no existe una “ciudad inteligente modelo” a seguir, porque cada una es diferente. Es necesario conocer el estado del transporte y las acciones del sector público, además de temas como la bancarización, conectividad, e incluso la relación de los ciudadanos con la tecnología. En su opinión, cuando se habla de movilidad inteligente se observa que la gente busca acceso a la cultura y a la interacción social. No es solo llegar del trabajo a la casa y viceversa, sino tener una real experiencia de habitar la ciudad. El directivo señaló que hoy se observa un cambio en los hábitos y en la forma de vivir el territorio urbano: “Los jóvenes empiezan a ver que la posesión de un vehículo no tiene mucho sentido, más bien requieren un servicio”.
Weder dijo que 20% a 40% de la superficie de las ciudades son vialidades o estacionamientos, lo que refleja que las ciudades se han construido para los vehículos. Con la tendencia creciente de utilizar bicicletas, monopatines y autos compartidos, entre otros, el directivo considera que a largo plazo es necesario interconectar este tipo de alternativas (y que generen datos públicos útiles a la ciudad), para hacer más eficientes los sistemas de movilidad.
Lo público y lo privado
Alejandro López de la Peña, vicepresidente internacional de Ventas a nuevos negocios de T-Systems para América Latina e Iberia, dio continuidad a esta idea al señalar que en la Ciudad de México hay más de dos millones de bicicletas propiedad de los habitantes, pero se utiliza apenas 2%.
¿La razón principal? Hace falta habilitar más ciclovías, ya que en la ciudad hay menos de 200 km de este tipo de infraestructura, mientras que en países como Alemania una sola ciclovía mide 200 km.
López de la Peña afirmó que hoy no etiquetaría a ninguna ciudad del mundo como inteligente, porque todas —por más avanzadas que estén— tienen áreas por mejorar para ser más habitables.
El ejecutivo de T-Systems puntualizó que actualmente en la Ciudad de México hay muchas cosas por hacer en paralelo para que sea posible comenzar a catalogarla como ciudad inteligente: tecnología, política pública y seguridad son algunos de los elementos a considerar, pero no se puede dejar de lado al medioambiente o a la matriz energética. Uno de los puntos en que más coincideron los asistentes al evento fue este: la inteligencia de una ciudad es hoy en día casi inseparable de sus políticas medioambientales.
Con la mira puesta en el futuro próximo, López de la Peña dijo que la disponibilidad de AI y tecnologías de comunicaciones avanzadas como 5G son elementos imprescindibles para lograr una zona segura de manejo autónomo. El ejecutivo indicó que como empresa habilitadora de soluciones de tecnología, T-Systems considera que detrás de todo debe estar una filosofía de Zero Outage: donde ninguno de los sistemas habilitadores debe fallar, y para esto tecnologías como 5G u otras relacionadas con la habilitación de IoT son imprescindibles.
A propósito de políticas públicas en pro de ciudades inteligentes, Anasofía Sánchez de Waze se refirió al convenio firmado a inicios de febrero entre el Gobierno de la CDMX y Waze para mejorar el tránsito. Se dio a conocer que habrá intercambio gratuito de información entre el Centro de Gestión de la Movilidad de la Ciudad de México y el programa Connected Citizens (CCP) de Waze, aplicación de navegación GPS, que recibe aproximadamente 1.2 millones de alertas por mes en la Ciudad de México. Waze facilitará la toma de decisiones para los automovilistas, mientras que el gobierno podrá disponer de datos útiles para echar a andar protocolos de atención ante conflictos viales.
Si algo está claro es que concretar una ciudad inteligente no es tarea fácil, pero sin duda requiere de una participación conjunta entre el mundo privado y el público, y que la ciudadanía debe estar al centro de este motor de cambio, o todas sus piezas se moverán más lento.