En el mundo tecnológico no basta con tomar dos metros de distancia para estar seguro. Las particulares circunstancias del 2020 dejaron a las organizaciones más vulnerables, con muchas más fracturas en sus barreras de seguridad. Además, los cibercriminales multiplicaron esfuerzos para atacar esos puntos y llenarse los bolsillos. Pero el volumen de agresiones no fue lo único que se disparó: las amenazas son ahora más complejas y fáciles de detonar que nunca antes en la historia.