¿Qué significa robar la identidad digital de una persona? ¿Sustraer su teléfono inteligente con información, fotografías, datos de acceso a cuentas? Cynthia Solís, directora de Lex Informática, explicó en IT Masters CON que la usurpación de identidad es el acto de apropiarse deliberadamente de los identificadores de otra persona para hacerse pasar por ella posteriormente y llevar a cabo hechos ilícitos o fraudulentos.
La ejecutiva afirmó que antes era muy claro entender qué era nuestra identidad. Porque la íbamos generando a lo largo de nuestra vida: era una trayectoria. Íbamos acumulando una serie de documentos que decían quiénes éramos, como el acta de nacimiento, certificados de primaria, secundaria, preparatoria, credencial del Instituto Nacional Electoral, pasaporte, cartilla. Pero hoy hablamos de otros elementos que componen nuestra identidad digital: teléfono inteligente, smartwatch, banda fit y redes sociales, entre otras.
Solís dijo que hoy la identidad digital es dinámica, se va generando día con día, se compone de datos biométricos, de información de signos vitales. Pero también incluye con quién se habla, quiénes son las relaciones más cercanas, a qué grupos de Whatsapp y de Facebook se pertenece, a quién se sigue en Instagram, etcétera.
“Nuestra información está montada en línea. Hoy es muy fácil hacer cruces de bases de datos o información. El banco no solo sabe cuánto gastas, en qué lo gastas, cada cuándo y hasta con quién lo gastas; esto genera información que puede ser importante hasta para uno mismo, pero en manos de un ciber atacante o alguien que no tenga fines lícitos puede ponerte en peligro”, señaló Solís.
La directora de Lex Informática encabeza a un equipo de abogados y consultores que se dicen apasionados por las nuevas tecnologías. Conocedora del tema legal, Solís dijo que los casos más comunes son los de usurpación y suplantación de identidad. La experta señaló que en México ya está legislado el tema en la Ciudad de México, Jalisco, Quintana Roo, Tlaxcala y Baja California. “De manera genérica, se habla de la sanción que tendrá aquella persona que de manera ilícita se haga pasar por otra con fines de lucro o algún fin ilícito, también contempla a la persona que autorice que se suplante su identidad”.
“La identidad es un concepto mucho más grande que los identificadores. Aunque lo que normalmente sustraen los delincuentes son los identificadores. Lo que se comete en el día a día son robos o acceso no autorizado de identificadores. El Código Penal de Jalisco lo maneja así, a propósito de identificadores”.
La suplantación de identidad es un delito que no viene solo y que es asintomático. Primero, el atacante obtiene los identificadores. Esto puede ser de una manera lícita, como cuando la persona llega a un edificio y debe dejar su identificación, ¿qué pasa si mientras está en su junta, le sacan copias al documento con el que se identifica? Se obtuvo lícitamente la identificación, aunque se realice un acto no autorizado (sacar fotocopia de la credencial) para fines distintos al acceso al lugar. Posteriormente, esa copia podría utilizarse para abrir una cuenta de banco o contratar un servicio de telefonía, pedir un microcrédito en una tienda departamental.
Otras formas de obtener los identificadores es vía telefónica, se recibe una llamada en la que el interlocutor dice que tiene un cargo en una tienda y le pide sus datos para comprobarla o hasta para decir que se va a anular y que la persona quede tranquila. Como sea, obtiene los datos.
Después, viene la comisión del delito en sí, cuando esa persona se hace pasar por uno, ya sea en una base electrónica, o en una tienda departamental. En ese momento sucede la usurpación de identidad y luego hay un último momento, cuando se comete otro ilícito, como el fraude o el daño a la reputación, como podría ser si se hace pasar por uno para denostarle o crear una cuenta apócrifa de Facebook.
Solís advirtió que lo más peligroso del delito de usurpación de identidad es que es asintomático. “No es como llegar a donde se dejó estacionado el auto y darse cuenta de que ya no tiene llantas, ahí sabemos lo que pasó. No. Una víctima de usurpación de identidad se da cuenta del delito entre seis meses a un año después, porque es cuando empiezan a llegar cargos no autorizados o llega la cobranza extra judicial diciendo que debes $100,000 pesos en una tarjeta. Y es en ese momento donde ya tenemos un año de retraso, no podemos reaccionar a tiempo”.
¿Cómo actuar ante un robo de identidad digital?
La directiva indicó que existe una falta de conciencia y de cultura respecto a qué hacer ante este delito. Un caso muy común es la usurpación de identidad con fines financieros. “Lo primero que piensa el afectado es quejarse ante la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF). Pero una queja ahí lleva unos tres meses de investigación y no se actúa en contra de quien gestó este ataque”, señaló Solís.
En su opinión, lo que se debe hacer es acudir al Ministerio Público (M. P.) para denunciar los hechos. Ahí, analizarán esa conducta y harán un ejercicio de tipicidad –ver si hay un tipo penal aplicable en el fuero común–, se debe solicitar que se inicie una carpeta de investigación y en paralelo hablar al banco para que bloqueen la cuenta y se cancelen las tarjetas de crédito, para que el daño se contenga.
Naturalmente, al banco también le interesa conocer de dónde viene ese ataque. Puede ser que alguien interno colabore con los atacantes. El afectado también pueden iniciar la queja vía CONDUSEF.
“Si no hacemos esto, los casos no van a reducirse y las cifras no van a ser claras”. La ejecutiva dijo que 10% de las personas denuncian en el M. P. los casos de usurpación de identidad, casi todos se van directo a CONDUSEF. Tres o cuatro meses después dicha Comisión puede responder que no procede la queja porque la persona fue la que compartió sus identificadores.
Según Solís, México es el noveno país más atacado por robo de identidad a nivel mundial. Mientras que en Estados Unidos, 50% de los ciudadanos ha sufrido la suplantación de su identidad. La identidad digital abre una puerta a tener mucho mayor control de los identificadores. El tema requiere atención por parte de cada uno, más una dosis de cultura preventiva.