Hace unas semanas, alguien en casa se cayó de nuevo. Se fracturó el radio. ¿Cómo lo supimos? Por una imagen de rayos X que hubo que hacerle, porque la dama anduvo muy fresca como seis horas después de la caída.
¡Y pensar que las placas de rayos X no tuvieron su primera aplicación tecnológica en el área de la salud! No.
Cuenta la historia que surgieron ante la necesidad de los astrónomos para observar en longitudes de onda diferentes a las que se hacían en el campo óptico. Por eso crearon placas fotográficas sensibles a los rayos X. Su aplicación en medicina vino después.
No solo para ver estrellas
Cuando escucho que alguien le pregunta al compañero si la astronomía solo sirve para ver las estrellas, es inevitable que intercambiemos miradas y pensemos al mismo tiempo: “Aquí vamos de nuevo”.
Por eso me surgió la idea de hacer una lista de algunos descubrimientos científicos que se han dado gracias a la astronomía. Diferentes instrumentos y avances tecnológicos inicialmente fueron útiles para esta ciencia, y después se han vuelto objetos cotidianos.
Utilizamos servicios de comunicación y podemos ubicarnos mediante GPS gracias al uso de más de 6,000 satélites artificiales que orbitan la Tierra.
El niño tiene fiebre
Los termómetros de oído permiten medir la fiebre, especialmente en los niños. Su tecnología se desarrolló en el Laboratorio de Propulsión de la NASA ubicado en Pasadena, California. Las sondas miden la temperatura de las estrellas y los planetas a partir de los rayos infrarrojos que emiten.
El mismo sistema se empleó para desarrollar el primer termómetro aural para tomar la temperatura del oído (se hizo entre la NASA en colaboración con Diatek Corporation). Adicionalmente ofrece la ventaja de que no entra en contacto con las mucosas para evitar la contaminación cruzada.
Del satélite a nuestro techo
Lograr vuelos a grandes alturas durante días requería una fuente de energía que fuera eficiente y que no implicara una gran carga de peso. Ante ello, la NASA se alió con Environment Research Aircraft and Sensor Technology (ERAST) para crear células solares de silicio que hoy son usadas en las placas solares convencionales.
Hasta la cocina
En 1884, Otto Schott desarrolló vidrios con propiedades ópticas definidas con precisión, como la refracción de la luz y la dispersión de los colores. Estos vidrios permitieron que Carl Zeiss y Ernst Abbe construyeran los mejores microscopios del mundo en su taller óptico.
10 años después empezó a producir discos ópticos con diámetros de hasta 140 cm para telescopios refractores.
Ocho décadas más tarde, en los años 60 del Siglo XX, los investigadores de Schott, glass made of ideas, empezaron a desarrollar la vitrocerámica como una nueva familia de vidrios. Zerodur, con una dilatación muy baja, dio origen a una nueva era de las bases de espejos para telescopios en 1968 y pronto se volvió su estándar de calidad.
Para 1973, Schott empezó a producir en serie placas de cocción de vitrocerámica, prácticamente indeformable ante flexiones y ante variación de temperaturas ¡para usar en la cocina! Ese material surgió para fabricar espejos para telescopios. A la fecha ha vendido 200 millones de unidades.
No obstante, la compañía no descuida su origen. Actualmente, el Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés) confía también en Zerodur para su Extremely Large Telescope (ELT). De acuerdo con la página web de Schott, con un diámetro de 39 metros, el espejo principal será ensamblado a partir de unas 800 piezas Zerodur hexagonales. En 2025, cuando el ELT entre en funcionamiento, será la herramienta más grande y potente de la humanidad para visualizar el universo.
Mito urbano
En este listado cabe desmitificar la idea de que el velcro fue inventado por ingenieros de la NASA para usarlo en los trajes espaciales. En la década de los 60, del siglo pasado, la industria aeroespacial lo comenzó a aplicar en los trajes porque facilitaba el ponérselos y quitárselos. Sí, pero ellos no lo desarrollaron.
Se cuenta que en 1941, George de Mestral, ingeniero eléctrico suizo, luego de una cacería por los Alpes, observó una gran cantidad de semillas incrustadas en su ropa y en el pelaje de su perro. Vio que era muy difícil sacarlas porque sus puntas eran diminutos ganchos. Replicó esto en un sistema de cierre con dos cintas, una con ganchos y otra con un tejido en el que estos podían anclarse. Bautizó el invento a partir de las palabras terciopelo (velour) y gancho (crochet). En 1951 hizo la solicitud de patente en su país, misma que le otorgaron cuatro años más tarde.
Salvar vidas
La técnica de síntesis de apertura está detrás de herramientas como la tomografía computarizada o la imagen por resonancia magnética. Es un tipo de interferometría. Utiliza la superposición de ondas para provocar el fenómeno de interferencia y así extrae información.
Mezcla señales de un conjunto de telescopios y produce imágenes con la misma resolución angular que tendría un instrumento tan grande como todos los telescopios juntos.
Fue desarrollada por el radioastrónomo británico Martin Ryle. En 1974 recibió el Premio Nobel de Física en conjunto con Antony Hewish por su investigación astronómica.
Pero no solo se ha usado en astronomía. Millones de diagnósticos se han hecho en el mundo gracias a la tecnología que se usa en una tomografía computarizada, imágenes por resonancia magnética o tomografías de emisión de positrones.
Personalmente, debo agradecer las aplicaciones que se han llevado del terreno de la astronomía al de la salud. Sin esta última no hubiera sido posible que los médicos descubrieran hace dos años mediante una tomografía que algo empezaba a fallar en mi organismo y no hubieran atacado oportunamente el cáncer que acechaba ahí adentro.
Hubiera sido imposible armar esta lista y menos disponerme a observar el eclipse solar del 14 de octubre…
Por eso, ¡bienvenidos sean los descubrimientos que han hecho los estrelleros, esos seres que según Guillermo Haro deben tener “la paciencia de una madre, la dedicación de un monje y el horario de un búho” y sus aplicaciones en la vida cotidiana!