Hace unos días, Sprint y T-Mobile, dos de las principales compañías de telecomunicaciones en Estados Unidos, anunciaron que llegaron a un acuerdo para fusionarse, lo que crearía un nuevo gigante dentro del sector. Sin embargo, no es la primera vez que están intentando esta operación, y los reguladores no necesariamente estarán de acuerdo en reducir el mercado a solo tres jugadores.
El acuerdo de $26,000 millones de dólares entre T-Mobile y Sprint daría como resultado una empresa valorada en $146,000 millones, que controlará 30% de los suscriptores móviles en EE.UU., frente a 38% de Verizon y 33% de AT&T.
En número de usuarios, las compañías suma más de 127 millones de suscriptores, lo que las aproximaría a los 141 millones de clientes de AT&T y no tan alejada de los 150 millones de Verizon.
La empresa combinada conservaría el nombre T-Mobile, y estaría dirigida por John Legere, como CEO y su equipo de administración.
El ejecutivo señaló que luego de la fusión podrán ofrecer “la red de mayor capacidad en la historia de Estados Unidos” y que se contratará a miles de personas para crear una red nacional que coloque a Estados Unidos como líder en conectividad 5G.
No tan rápido
Ambas empresas ofrecen una red combinada que promete mejor servicio a un bajo precio y afirman que la fusión les ayudará a construir una red más rápida y eficiente. “Esta competencia resultará en precios más bajos para los estadounidenses”, dijo Mike Sievert, director de operaciones de T-Mobile. Sin embargo, los grupos que abogan por los derechos de los consumidores –como Consumers Union- y los analistas se muestran escépticos.
Jonathan Schwantes, de Consumers Union, indicó que si el mercado de telefonía inalámbrica se reduce de cuatro empresas a tres, “la historia sugiere que el impacto negativo en la competencia puede acarrear precios más altos para mucha gente”.
El tema puede caer en manos de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) y el Departamento de Justicia de EE. UU., que pueden revisar el acuerdo entre los operadores para determinar si la nueva empresa dañaría la competencia en el sector o si es de interés público.
Hay que recordar que T-Mobile y Sprint ya habían tratado de unirse antes. En 2014, la empresa matriz de Sprint Softbank propuso la idea de un acuerdo con T-Mobile, pero los reguladores y la Casa Blanca estaban enfocados en mantener cuatro competidores en el segmento de las operadoras telefónicas en Estados Unidos.
El año pasado hubo otro acercamiento, pero en noviembre se canceló el trato, porque Softbank y la matriz de T-Mobile, Deutsche Telekom, no lograron un acuerdo en el nivel de control que tendría cada una de las partes.
Actualmente los analistas le dan una probabilidad de 50/50 a la aprobación de la fusión. Por ejemplo, Bill Menezes, analista de Gartner, dijo que es prematuro pensar en operadores de cable como competidores en el mercado de telefonía celular.
“Si algo nos enseñó el último par de intentos de fusión de estos dos, junto con el escrutinio regulatorio de las grandes fusiones de telecomunicaciones en general, es que la revisión regulatoria será larga y el resultado incierto por algún tiempo”, señaló Menezes.
De aprobarse la fusión, este acuerdo finalizará en la primera mitad de 2019. Hasta entonces, T-Mobile y Sprint seguirán operando como empresas independientes.