Neobancos: así luce el futuro de la industria bancaria | IT Masters Mag

Neobancos: así luce el futuro de la industria bancaria

Publicado el 11 Abr 2018

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Siendo América Latina una región en la cual aún existe un alto porcentaje de la población sin bancarizar, la banca digital ha entrado con fuerza.

Un ejemplo es Nequi, de Bancolombia, donde, solo en el último año, fueron realizadas 213.000 transacciones gratuitas, 13.000 pagos en línea y 27.000 metas de ahorro. También está el caso de Bankaool, de México; así como de Nubank, Guiabolso y Creditas, que reportaron inversiones que superan los $150 millones de dólares en Brasil.

A estos nuevos actores del mundo financiero se les conoce como Neobancos. Oriol Ros, director de marketing de Latinia, explica que no se trata de bancos según los entendemos hasta la fecha.

“Son solo digitales, pero no son fintech, pues disponen de licencias para operar, son excelentes en interactuar con el cliente y en su experiencia con él, son ágiles y disponen de recursos”, comenta.

El ejecutivo señala que esta nueva figura se enfrenta en todo caso a grandes retos, como la de alcanzar la meta de la sostenibilidad al no disponer de una masa de clientes suficiente, a los que habrá que evangelizar. Aún así, su papel es imprescindible para entender la banca del futuro.

En efecto, Ros dice que su rol es imprescindible dentro de la actual dinamización del sector financiero, tan convulso, entre la amenaza de los grandes actores digitales y las fintech.

“Es posible que los Neobancos jueguen, en el corto plazo, un papel más importante, porque precisamente entienden mejor los ejes más críticos en los que se mueve la industria financiera en estos momentos; tecnología y cliente, y vienen con licencia para operar. Son el James Bond de la industria”, comenta.

Con foco en la innovación

Una característica que destaca a los Neobancos es que estos extienden su oferta a las nuevas generaciones, convirtiéndose así en las nuevas “marcas blancas” de los bancos tradicionales, ávidos de encontrar un nuevo vínculo con un tipo de cliente que prefiere ir antes al dentista que a la oficina de su banco, por lo que reducir la interacción con el banco a la App contigua al Messenger de su smartphone parece la aproximación más inteligente.

Al ser solo digitales, los Neobancos juegan con ciertas ventajas, más allá de entender bien al público al que se dirigen: costos, agilidad y experiencia de cliente. Además, están siendo especialmente ágiles en una cosa: suelen apoyarse en las fintech para ofrecer servicios financieros en los campos a los que no llegan.

Según BBVA Research, quizá lo más novedoso de los Neobancos es su enfoque en ofrecer una mejor experiencia, más cercana a los clientes, a través de móvil y otros canales no presenciales, y su énfasis en la transparencia y reducción de las comisiones. Con este foco esperan conseguir una mayor fidelización de los clientes, así como la obtención de datos y retroalimentación que les permitan mejorar sus servicios adaptándolos a las necesidades de los usuarios.

A consideración de Ros, aquí la industria tradicional está más ”temerosa”.

“Los Neobancos forzarán a la banca a acelerar su oferta y a adaptarla a una nueva demanda, sin oficinas, sin fricciones, en un entorno 100% digital. Cumplen, hasta cierto punto, una función social, son el eslabón necesario para cambiar de ciclo, y la historia así les recordará. Mientras los bancos tradicionales han sido empujados al camino de lo digital por presión competitiva, para los Neobancos es algo natural, una opción de origen”, aclara.

El ejecutivo indica que el concepto en sí es amplio, pero algo muy concreto los distingue: la voluntad de operar de forma distinta a cómo los clientes han interactuado con sus bancos en las últimas décadas, más allá del canal.

“Son una nueva generación de bancos, posiblemente con un recorrido finito, pero que resultarán clave para entender cómo la banca tuvo que adaptarse a una nueva realidad. Confianza y reputación ya no son suficientes, si bien siguen siendo los principales activos de la banca tradicional, el cliente se ha convertido en un radical de la conveniencia y a él hay que adaptarse”, puntualiza.

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Rosa Martínez Gómez
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