La tecnología creará millones de nuevos puestos y oportunidades para el 2030, pero no habrá nadie para ocuparlos, por lo que el impacto en el desempleo causado por la automatización podría ser dramático. Esas fueron algunas de las conclusiones del reporte The Future of Jobs in the Era of AI, realizado por Boston Consulting Group (BCG) y Faethm.
La investigación explora una serie de elementos para descubrir cómo cambiará la demanda por ciertos roles en los próximos años: cuándo egresarán generaciones de personas listas para el trabajo, población que se jubilará o morirá y flujos migratorios, entre otros. Luego enfrentaron esos datos a proyecciones como el crecimiento del PIB esperado y los ritmos de adopción de tecnología, junto con las nuevas posiciones que generará o reemplazará.
El argumento principal de los optimistas respecto al impacto de la automatización en los empleos humanos es que, tal como en la anterior Revolución Industrial, los trabajos que los robots eliminen se compensarán con una nueva oleada de empleos, más sofisticados y mejor pagados (como muestra, el artículo inferior). Pero de acuerdo con BCG, la realidad no será tan fácil.
“La variedad de trabajos perdidos o ganados es una métrica artificialmente fácil para medir los impactos de la digitalización”, indicó Rainer Strack, coautor del reporte. “Eliminar 10 millones de trabajos y crear 10 millones más puede dar la impresión de que todo quedará relativamente igual. Lo cierto es que significaría una disrupción financiera enorme para la nación, junto con los cientos de miles de personas que estarían en riesgo de perder su trabajo sin contar con una alternativa viable”.
La investigación, que centra su análisis en Australia, Alemania y Estados Unidos, llega a algunas alarmantes conclusiones. En un escenario continuista, en el que el crecimiento económico y la adopción no aceleran ni desaceleran demasiado, los tres países tendrán cientos de miles de posiciones sin llenar. En Australia se proyecta que existirán hasta 800,000 mil puestos sin llenar, mientras que simultáneamente existirá un exceso de mano de obra de 800,000. Alemania tendrá entre 200,000 y 2.5 millones de empleos sin personas para realizarlos, y en Estados Unidos este rango podría ir de 600,000 a 12,5 millones de puestos.
Como era de esperarse, las profesiones que estarán más presionadas por la falta de trabajadores serán las relacionadas con tecnologías de la información, además de ciencia, ingeniería y matemáticas. En las labores que no arriesgan tanto ser automatizadas, como salud, servicios sociales y enseñanza, la demanda también aumentará.
Lo preocupante es que si las organizaciones no consiguen el talento necesario, su estabilidad financiera y competitividad están en serios problemas. “Los negocios globales que se encuentran compitiendo en un mercado por el mismo talento tendrán una fuente de candidatos muy limitada para escoger. En el caso de los gobiernos, la falta de trabajadores impactará con fuerza al crecimiento económico”, refirió en una entrevista Miguel Carrasco, socio en BCG.
La siguiente herramienta, diseñada por Byron Reese, autor del libro The Fourth Age: Smart Robots, Conscious Computers, and the Future of Humanity, permite conocer qué tan cerca está su trabajo de ser reemplazado por los robots: https://byronreese.com/quiz/
¿Cómo prepararse?
El reporte da varias recomendaciones a todos los actores involucrados para mitigar el impacto de esta situación. Los gobiernos deberán afinar sus predicciones respecto al cambio de la fuerza de trabajo y diseñar programas de entrenamiento que capaciten a los trabajadores en las nuevas habilidades que necesitan.
Las empresas deben ser muy cuidadosas y anticiparse al talento que necesitarán para triunfar en el futuro. Para esto pueden mejorar sus programas de reclutamiento y retención, o cultivar a sus propios trabajadores para puestos o habilidades específicas.
Los mismos trabajadores deberán, por supuesto, proyectar sus posibilidades en este escenario y apostar por aprender nuevas habilidades y redefinir su carrera.
La fuerza de trabajo global parece aproximarse con toda rapidez hacia un nuevo punto de quiebre en sus cimientos. Algunos analistas proyectan que toda esta situación no pasará de ser un gran susto, y que las organizaciones y trabajadores terminarán por regularse conforme el escenario vaya cambiando. Lo cierto es que cada vez más datos apuntan a lo contrario: que los robots y la automatización muy probablemente harán perder una gran cantidad de empleos, que acceder a los nuevos empleos creados requerirá de reaprendizaje, y que si no se enfrenta este problema como sociedad en conjunto, los impactos podrían ser catastróficos.