La sopa de letras, el cereal, la moda y hasta la basura son digitales. Si en su negocio no se está hablando de transformación quiere decir que pronto será devorado por las nuevas plataformas digitales, un competidor más aguerrido o una empresa que aún no ha nacido, pero nacerá online en las siguientes 48 horas. Hace 20 años la historia era bastante diferente.
Adoptar la última moda en IT siempre ha sido peligroso. Eso lo saben muy bien los directivos con larga experiencia en la industria. El peligro es que hoy el último grito de la moda, léase transformación digital, anda en boca de todos, se ha vuelto parte del mainstream y a las áreas de negocio les parece muy sexy.
Pero, bien a bien, ¿qué es y qué no es? La transformación digital no consiste en adoptar alguna forma de cloud computing, entrarle al big data, adoptar inteligencia artificial, IoT, o desarrollar una app. Estas tecnologías pueden ayudar a mejorar lo que una empresa ha hecho siempre, ya sea por ganar en eficiencia o reducir los costos. Para eso está pensada la tecnología; punto. La transformación va más lejos: consiste en impactar los productos o servicios existentes de una empresa con tecnología.
Sucedió hace 20 años
Si se considera que el poder de procesamiento crece en forma exponencial, de acuerdo con la Ley de Moore, hablar de 20 años en IT podría equivaler a pasar de la invención del teléfono al advenimiento de la comunicación inalámbrica, si me permite la analogía. Digamos pues que nacía el teléfono cuando hace 20 años fundamos Netmedia y su primera publicación: InformationWeek México. A través de sus páginas (impresas y ahora electrónicas), han trascendido cientos ꟷsin exagerarꟷ de historias sobre la aplicación de las IT en los negocios. La mayor parte de esos casos de éxito giran en torno a la automatización de procesos, a la adopción de los ERP que estaban en boga, a la adopción de los primeros dispositivos móviles para el control de logística y distribución, pasando por los pioneros en comercio electrónico (donde hubo muchos fracasos) y las primeras transacciones online para el intercambio con proveedores o atención directa al cliente. Con la creciente integración de la cadena de valor vía internet también surgieron los primeros ciberataques y, en consecuencia, la seguridad IT adquirió notoriedad.
Por lo que hace a los procesos, en la mayor parte de los casos se hablaba de una reingeniería. En cuanto a la gente, los cambios en la cultura organizacional eran paulatinos, a veces casi imperceptibles si se trataba del backoffice. Fueron muchos los casos en que las inversiones millonarias provocaron descontento y frustración, porque el ROI fue nulo o difícil de estimar. En consecuencia, para los directores de Sistemas el reto era convencer a la “alta dirección” de sus proyectos innovadores.
Entonces, llegó el cambio exponencial
El crecimiento exponencial es imperceptible en un inicio, hasta que de un momento a otro deja de serlo. Para ilustrarlo, uno de los ejemplos más populares es el del estadio. Imagine que está sentado en una de las butacas más baratas de uno de los estadios más grandes que pueda imaginar, justo hasta arriba y en la última fila. Un hombre deposita una gota de agua en el centro del campo, que crecerá exponencialmente, es decir, se duplicará cada minuto. La pregunta es ¿cuánto tiempo le queda para ahogarse? Nuestros cerebros no están preparados para pensar exponencialmente, de manera que el instinto nos dice que el estadio tardará en llenarse meses o quizá años. No hay peligro inminente. Pero el estadio estará lleno de agua en 49 minutos. Esto significa que necesita actuar razonablemente rápido. Quizá lo más interesante es que después de 45 minutos ꟷcuatro minutos antes de que se encuentre bajo el aguaꟷ el estadio está todavía 97% vacío. En otras palabras, el cambio parece muy lento al principio y luego muy rápido, a pesar de que la tasa matemática de crecimiento es la misma.
A partir de esta década el avance tecnológico no ha dejado de sorprendernos y seguirá haciéndolo de manera ¡exponencial! La alta dirección ya no duda de los beneficios de las IT, es más, los exige. En un grupo de 500 CEO entrevistados recientemente por McKinsey, la mayoría cree que la tecnología puede mejorar el crecimiento y la productividad del negocio lo suficiente para aumentar las utilidades y el valor a los accionistas hasta 50% en los años venideros.
La transformación digital, como decía al inicio, está en boca de todos…hasta los CEO. Las industrias tradicionales se están enfrentando a la disrupción tecnológica; los viejos emporios se ven amenazados por compañías que no existían hace una década. El problema es que todos hablan de ella, pero pocos tienen una visión clara de cómo convertirse en un líder digital.
Quienes ya diseñaron una estrategia comienzan por entender que la transformación digital es una jornada y no un proyecto finito. Su primera pregunta suele ser ¿en qué negocio estamos? Y luego, ¿qué solución digital existe para mejorar la experiencia del cliente? Las industrias más tradicionales, como la automotriz, la logística, el comercio o la energía, cuentan con la gran ventaja de la experiencia, un gran cúmulo de datos y clientes establecidos. No se trata de cambiar de giro, sino de entender qué quiere el mercado y ofrecer una mejor experiencia a través de soluciones que se construyen y se mejoran en el camino.
Para finalizar, Netmedia ha sufrido los embates de la disrupción tecnológica y no ha estado exenta de tropiezos. Como medio de comunicación en una era de desintermediación, alcanzar 20 años es un hito. Gracias querido lector por ser parte de nuestra gran comunidad. Seguiremos mejorando en esta nueva etapa para mantener el privilegio de su confianza.