Por Miriam Cuellar, Head de Soluciones y Operaciones SAP de T-Systems México
De acuerdo con información obtenida de estudios realizados por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), durante el primer trimestre del 2020, y con información de ANUIES, CONACYT, SEP, STPS, INEGI, y de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), las 10 carreras profesionales con mayor porcentaje de mujeres en México son Formación docente para Educación básica y preescolar, Trabajo de atención social, Diseño, Enfermería y cuidados, Formación docente para otros servicios educativos, Orientación y asesoría educativa, Terapia y rehabilitación, Pedagogía, Psicología, y Ciencias de la Educación.
Si para el mismo periodo quisiéramos saber el porcentaje de mujeres que ingresaron a la carrera de Ciencias de la Computación, tendríamos que bajar hasta la posición 42 para encontrarnos con un bajísimo 24.9% de mujeres en esta carrera, dentro de un listado de 47 diferentes carreras registradas. Por el contrario, durante el mismo periodo, el porcentaje de hombres que ingresaron a dicha carrera fue 75.1%.
Analizando estos números, pareciera fácil y claro explicar por qué dentro de las empresas de tecnología el número de mujeres en posiciones predominantemente ocupadas por hombres sigue siendo bajo. Sin embargo, para hablar de la baja participación de las mujeres en esta industria, hay que comenzar por dar valor a la educación STEM, la cual representa un enfoque interdisciplinario al aprendizaje que remueve las barreras tradicionales de estas cuatro disciplinas y las conecta con el mundo real con experiencias rigurosas y relevantes para los estudiantes. De acuerdo a autores como Vásquez, Sneider y Comer (2013), es igual de importante tanto para mujeres como para hombres al generar en ellos un interés por estas áreas académicas desde muy temprana edad.
Si regresamos la atención a analizar los números del IMCO, esto sigue siendo un reto para México, pero especialmente para las mujeres. Pero ¿por qué pasa esto? ¿qué hace que las jóvenes no se sientan atraídas a estudiar carreras relacionadas con la tecnología?
De acuerdo con un estudio de PWC titulado Women in Tech: Time to close the gender gap, realizado a mujeres, hay muchas razones por las cuales existen estas diferencias entre mujeres y hombres al momento de decidir desarrollarse en una carrera vinculada a la tecnología. Empezando porque desde el bachillerato, la orientación vocacional que se les da a las mujeres varía mucho de la de los hombres.
Otra razón muy importante, expresada por las encuestadas para este mismo estudio, es que no existen suficientes mujeres en esta industria que sean consideradas ejemplos a seguir, un “Female Role Model”.
¿Les suena Mark Zuckerberg? ¿Jeff Bezos? ¿Qué tal Bill Gates? Ahora, hagamos el ejercicio de nombrar mujeres que inspiren a las jóvenes a seguir una carrera en tecnología. No es que no existan o que estas no sean inspiradoras, pero todavía hay una gran dificultad para encontrar modelos a seguir, un factor importante por el cual muchas mujeres no se sienten inspiradas a desarrollarse en las áreas de la ciencia y tecnología.
Recientemente, se celebró el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia y el Día Internacional de la Mujer las cuales son fechas que nos hacen reflexionar sobre la realidad y el contexto actual en el que vivimos y nos dejan ver que aún queda mucho por hacer para disminuir la brecha de género que tenemos en la industria.
Si queremos cambiar los números que actualmente no son favorables para las mujeres, la tarea pendiente no debe de quedarse en el ámbito educativo. Los tomadores de decisiones en las empresas también tenemos la gran responsabilidad de seguir impulsando condiciones de igualdad laborales y de oportunidades que permitan tener un mejor balance de las estadísticas actuales.
Debemos seguir cuidando las famosas cuotas de “género” (el nombre en si es controvertido), pero además ser partícipes activos, crear programas que permitan la existencia de más y mejores modelos a seguir, que las mujeres encuentren espacios en donde no sean una minoría, que la relevancia de su participación crezca, y que su liderazgo e influencia sea reconocido cada vez más.
Respecto a los últimos años, ya hay un avance significativo, sin embargo, todavía hay mucho por hacer. Los representantes del sector de las tecnologías de la información tenemos una enorme responsabilidad, en gran medida, para que estas contribuyan y sean las que permitan cerrar esta brecha de género, no sólo en este sector, sino en muchos otros con los que se relacionan cada vez más las IT. La tarea aún está pendiente.