Por Gerardo Rubio, director regional NOLA de Dynatrace
Las organizaciones están en un loop de innovación que no va detenerse. A medida que el mundo se ha digitalizado, las expectativas de los clientes sobre nuevas experiencias, servicios y funcionalidades han crecido exponencialmente. Los ejemplos más claros de esto son los tan esperados lanzamientos de smartphones a los que ahora estamos acostumbrados, o la actualización constante de aplicaciones de nuestros teléfonos, las cuales pueden ser semanales o incluso a diario. La necesidad de entregar solo lo mejor se ha convertido en un problema para todas la empresas que conviven con la posibilidad de que un gigante como Amazon lance un nuevo software cada 11 segundos mientras consolida su posición como líder digital. Las crecientes demandas de los consumidores y las presiones del mercado impulsan a las empresas a transformarse para crear una ventaja competitiva.
Sin embargo, ver la transformación digital como el objetivo final puede ser peligroso, Kodak y Blockbuster son el ejemplo perfecto de lo que puede salir mal cuando las compañías quitan el dedo del renglón. A medida que los proyectos de transformación digital alcanzan lo que parece ser su destino final, las empresas se vuelven más vulnerables frente a los competidores que surgieron como nativos digitales, caracterizados por empujar los límites y por buscar todo el tiempo el momento preciso para lanzar algo nuevo al mercado. Como resultado, las empresas necesitan cambiar la forma en que ven la transformación, tratándola como un proceso constante en lugar de su objetivo último. La innovación perpetua puede permitir que las empresas se adapten, evolucionen e impulsen el cambio dentro de su sector y de esta manera puedan lograr un ciclo ininterrumpido de mejora.
Reemplazar la infraestructura estática con plataformas en la nube
Para lograr esta innovación perpetua, las compañías han tenido que migrar a la nube y haber superado las limitantes de una infraestructura estática. Tener un entorno de IT más dinámico e híbrido es crucial para impulsar la entrega continua de nuevos productos y servicios. Las arquitecturas nativas de la nube construidas sobre microservicios y contenedores fomentan procesos de desarrollo e implementación más rápidos. Esto proporciona a las empresas los componentes básicos para permitir la innovación a la velocidad que exigen los clientes.
Sin embargo, la complejidad de los ecosistemas de nube híbrida pueden convertirse en un gran problema para los equipos de IT que no tengan la visibilidad para identificar la causa raíz de los problemas de rendimiento que afectan a los usuarios finales. Realizar esta tarea manualmente es imposible, por lo que cada vez más empresas recurrirán a la inteligencia artificial para identificar el problema y evitar posibles interrupciones. Esto mitiga el impacto negativo del rendimiento en la experiencia del usuario, y así las organizaciones pueden liberar nuevas funcionalidades y actualizaciones sin sacrificar la experiencia del cliente.
Pero hay algo más, mudarse a la nube es solo la mitad de la batalla; que las compañías tengan un entorno tecnológico más dinámico no significa que se vuelvan ágiles de la noche a la mañana. Una vez que éstas tienen una visibilidad end-to-end de sus entornos de nube híbrida, deben buscar cambiar la mentalidad de los equipos de IT para crear una cultura más ágil.
Equipar a los arquitectos de la innovación
Este cambio de mentalidad se puede lograr mediante la adopción de DevOps, pues permite a las empresas lograr una cultura más ágil y colaborativa al romper los silos en los que trabajan los equipos de desarrollo y operaciones. Esto crea un entorno donde cada equipo trabaja hacia objetivos compartidos en aplicaciones y servicios específicos, en lugar de funciones amplias. Para las compañías que buscan lograr la innovación perpetua DevOps debe convertirse en algo más que una norma cultural para los equipos de IT, más bien debe verse como un componente crucial en la forma en que opera el negocio.
Una cultura DevOps ayuda a las organizaciones a tener más confianza en su código, con diferentes equipos trabajando juntos para garantizar que funcione y optimizar el rendimiento y la experiencia del cliente. Pero para lograr esto, los equipos de DevOps necesitan una visibilidad completa del impacto de su código en el rendimiento. La cultura de colaboración implica que todos tienen acceso a estas ideas, lo que garantiza que el equipo completo está trabajando desde una única fuente de verdad comercial, una que está abierta e integrada en las cadenas de herramientas de DevOps para impulsar mejoras en el ciclo.
Las compañías pueden llevar este esquema aún más lejos al agrupar en equipos de DevOps a empleados de distintas divisiones. Por ejemplo, los customer success managers, los expertos en marketing digital y el personal de servicio al cliente pueden formar parte de BizDevOps junto con especialistas en IT, responsables de una aplicación central o microservicio que impulsa la participación del cliente. Esto establece un enfoque más profundo y transversal en la innovación que garantiza que todos trabajen juntos para mejorar la capacidad de la organización y satisfacer las necesidades de sus clientes.
Efectúa el salto
Implementar un entorno de IT más dinámico y modelos ágiles para trabajar en una empresa puede ayudar a los equipos de IT a encontrar nuevas maneras de resolver desafíos, impulsar la innovación y mejorar la experiencia del cliente. En una era de cambio constante, la necesidad de innovación perpetua es mayor que nunca.
