Por Gerardo Rubio, director regional NOLA en Dynatrace
Las empresas de todo el mundo se encuentran en medio de un cambio trascendental que las llevará de ser compañías tradicionales a empresas de software. A medida que se esfuerzan por ofrecer experiencias digitales sin interrupciones e innovar más rápido para satisfacer las expectativas de los usuarios, se transfieren más cargas de trabajo a los ecosistemas empresariales en la nube, elemento que justo podría proveerles mayor agilidad. Esta transformación está introduciendo un nivel de complejidad que los equipos de negocios digitales y de IT nunca antes habían experimentado. Diversos estudios revelan que hoy en día los departamentos de IT pasan alrededor de un tercio de su tiempo lidiando con problemas de rendimiento, situación que cuesta a las empresas un promedio de $3.3 millones de dólares al año.
Un futuro cada vez más nublado
Este aumento en los costos y el desafío de administrar el rendimiento están siendo impulsados en gran medida por la creciente complejidad de las aplicaciones empresariales y la naturaleza dinámica de los ecosistemas híbridos y multinube en los que se ejecutan. Ahora se construyen en la nube aplicaciones nativas y móviles en múltiples plataformas e integrándose con sistemas heredados y si bien esto permite la agilidad necesaria para acelerar la innovación, también ha resultado en un entorno IT donde una sola transacción de aplicaciones web o móviles cruza un promedio de 37 sistemas o componentes diferentes. Esto crea una intrincada red de dependencias que IT debe comprender para administrar la experiencia del usuario de manera efectiva.
La realidad es que si las organizaciones no pueden comprender la complejidad dentro de sus entornos de nube corporativa, eventualmente podría generar una cascada de problemas en una era enfocada al cliente, donde la experiencia digital es primordial. Esto se está convirtiendo en una verdadera preocupación real para los CIO, ya que el 44% dice que su incapacidad para administrar el rendimiento de TI es tan importante que representa una amenaza para la existencia de su negocio. Si los problemas de rendimiento están impidiendo que sus clientes compren un boleto de avión o accedan de forma sencilla e inmediata a su banca en línea, habrá graves consecuencias a nivel comercial. Esto puede tener una repercusión fatal en la reputación de la empresa y en el peor de los casos terminará en una pérdida de ingresos. Ninguno de estos escenarios son costeables para una compañía.
La confusión y la oscuridad están por todos lados
Para disipar estas inquietudes, las empresas respondieron con una mezcla de herramientas de monitoreo. Para bien o para mal, cada una proporciona su propia pieza al complejo rompecabezas que representa el universo de la nube empresarial. Ahora, si bien estas herramientas se adoptaron para facilitar el monitoreo, en muchos sentidos han tenido el efecto contrario, obligando a los equipos de IT a agregar y correlacionar manualmente los datos de múltiples fuentes para crear y mantener una imagen completa de su ecosistema en la nube. Esto se ha vuelto imposible de monitorear, pues todos los días y a toda hora se vacía una cantidad inmensa de datos en diversos dashboards. Como resultado, cada vez es más difícil brindar servicios de manera confiable, ya que IT se esfuerza por mantener la visibilidad de la experiencia de usuario.
Los problemas con las múltiples herramientas de monitoreo se exacerban más debido a la naturaleza, cada vez más dinámica, de la infraestructura de la nube. A pesar de que las arquitecturas nativas de la nube aportan un nivel extraordinario de agilidad a los ecosistemas de IT empresariales —lo que ayuda a las organizaciones a acelerar la innovación—, han hecho que sea más difícil monitorear el rendimiento. Por ejemplo, la naturaleza de la black box de los contenedores está creando puntos ciegos, donde los equipos de IT tienen que confiar en las conjeturas y la intuición para identificar y resolver problemas de rendimiento. Al revelar el alcance de este desafío en particular, casi las tres cuartas partes de los CIO dicen que les resulta muy difícil monitorear el rendimiento de los microservicios.
Viendo a través de las nubes para superar la complejidad
A pesar de las importantes inversiones que están haciendo en sus esfuerzos por administrar el rendimiento digital, muchas organizaciones todavía no pueden identificar la causa raíz precisa y remediar el problema subyacente lo suficientemente rápido como para evitar que los clientes y usuarios finales se vean afectados. Esto los deja vulnerables en un mundo donde los consumidores tienen opciones aparentemente ilimitadas y es más fácil que nunca cambiar a un proveedor alternativo que pueda ofrecer una mejor experiencia.
En última instancia, los líderes empresariales y de IT deben darse cuenta de que la visión de arrojar más mano de obra al problema ya no funciona. Las organizaciones de hoy necesitan combinar una herramienta que les brinde visibilidad de su nube híbrida en tiempo real y que trabaje con IA determinista pues así obtendrán información procesable sobre el rendimiento de las aplicaciones, la infraestructura virtual subyacente y el impacto que tiene en la experiencia del usuario. Esto puede permitir una verdadera inteligencia de software y les da la posibilidad de establecer negocios de software modernos en el camino hacia operaciones de IT autónomas. Solo así podrán controlar el rendimiento y ofrecer experiencias digitales perfectas en medio de la complejidad de la nube empresarial.