IA y Barbie: ¿Cómo la Inteligencia Artificial Transforma Juguetes? ✅

OPINIÓN

Barbie y la inteligencia artificial, dos fenómenos del momento



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Concebidos ambos en la década de 1950, son fenómenos culturales muy populares actualmente que seguramente trascenderán generaciones.

Publicado el 4 sep 2023



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July 26, 2023, Brazil. In this photo illustration, the Barbie the movie logo seen displayed on a smartphone. Barbie is a 2023 American fantasy comedy film Based on the Barbie fashion dolls by Mattel

El término “inteligencia artificial” (AI por sus siglas en inglés), como hasta ChatGPT sabe, fue acuñado por primera vez en una conferencia en 1956 en Dartmouth College, aunque tiene antecedentes que se remontan a décadas anteriores.

Sin embargo, ha sido hasta finales del siglo XX y principios del XXI cuando realmente hemos visto el despegue de la AI, gracias al aumento en el poder de cómputo —y su abaratamiento—, los avances en algoritmos y la disponibilidad de grandes conjuntos de datos.

Barbie, la muñeca, fue creada el 9 de marzo de 1959 por Ruth Handler, cofundadora de la compañía Mattel. El éxito en taquilla de la película, estrenada este verano, está por rebasar a Mario Bros. La Película, sumando a nivel mundial $1,340 millones de dólares —hasta cuando esto se publica—.

Barbie es un fenómeno cultural que ha transcendido generaciones, desde los muy adultos, como quien esto escribe, hasta mis nietos. Detrás ha habido una planeación mercadológica meticulosa, por supuesto, que se corona en el éxito de la película de marras.

La muñeca original se caracterizaba por ser lo que cada niña imaginara que podría ser. Su figura de mujer —inalcanzable para la mayoría de nosotras—, despertaba la imaginación de las niñas que, como yo a los nueve años, jugaba con mi única Barbie.

Ella podía ser o hacer cualquier cosa, vestirse para cada ocasión, y si el presupuesto era escaso para completar la colección de figuras (Ken, Skipper, su hermana menor, o la prima Francie) había que juntarse con otras niñas y armar una narrativa.

Entre ese grupo de amigas tuve la suerte de que una de ellas —ahora arquitecta— armaba los muebles de la casa de las Barbies con empaques vacíos de tetra-pack y, como nunca había dinero suficiente para el amplio vestuario de las muñecas, ella recurría a la máquina de coser y yo a la de mi abuela. Así, confeccionábamos prendas para toda ocasión.

En nuestro inventario, solo teníamos un Ken, pero ninguna de las Barbies se peleaba por él, porque pienso que de manera muy efectiva la muñeca forjó en nuestro inconsciente la amplitud de posibilidades que podía tener una mujer, sin necesidad de apoyarse en un hombre.

¿A qué viene Barbie con el discurso de la AI?

A que la muñeca fue ideada sin su uso, por una mujer visionaria que creó un ícono en la industria del juguete.

Su evolución ha sido producto de una humanización continua, pues a través de los años han surgido colecciones que incluyen a una Barbie con síndrome de Down, o a un Ken con vitíligo, y ahora a la “Barbie rara” que surge del film.

Cuando me pregunto si la inteligencia artificial puede sustituir a los humanos, manipular nuestras decisiones, engañarnos con noticias falsas, recurro a Yuval Noah Harari, quien nos invita a volver a aquella máxima de “conócete a ti mismo” para no caer en las trampas de los algoritmos que “saben” lo que queremos; y a mis largas horas de imaginación y narrativa que nutrieron mi infancia y mi conexión humana.

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