La cada vez mayor dependencia que el mundo tiene de la tecnología implica que un ataque informático o falla (como la de AWS hace unos días) podría tener consecuencias catastróficas y de costos millonarios. Los bancos y agrupaciones relacionadas llevan un tiempo con este fantasma a sus espaldas y ya han advertido que un uso desmedido de la nube podría poner en riesgo al sistema completo si no se juegan bien las cartas.
Para adelantarse a este problema y empujar la colaboración internacional en ciberseguridad, un grupo de 10 países simularon hoy un ataque masivo al sistema financiero global. Liderada por Israel, la iniciativa llamada “Fuerza Colectiva” reunió a representantes de la cartera de Economía de Alemania, Austria, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Holanda, Italia, Reino Unido, Suiza y Tailandia, así como miembros del Fondo Monetario internacional, el Banco Mundial y el Banco de Pagos Internacionales.
La simulación se planeó durante un año y se realizó en 10 días. Los ataques pretenden haber sido ejecutados por actores maliciosos de alta sofisticación y profesionalismo, y comprometieron a los sistemas relacionados con acciones, bonos, liquidez, integridad de datos y transacciones entre importadores y exportadores, reportó Reuters.
Los participantes de la simulación indicaron que amenazas de esta escala se ven cada vez más cercanas, en especial en el contexto actual, donde los ataques a la infraestructura crítica se han vuelto más comunes. De acuerdo con Micha Weis, administrador digital de finanzas del Ministerio de Finanzas de Israel, indicó que los atacantes están hoy 10 pasos más adelante que los defensores.
En el escenario hipotético, bancos de todo el mundo solicitan ayuda para frenar el caos generado por los ataques informáticos, que los dejan sin liquidez ni caminos para recuperarse.
Los participantes respondieron con políticas multilaterales y colaborativas, que incluyeron un feriado bancario coordinado, periodos de gracia de pagos de deuda y el abandono de ciertas monedas. Aunque la conclusión general del suceso es que de no contar con una red de apoyo global y acciones coordinadas, el sector bancario podría verse sumido en una crisis de la que no podría recuperarse fácilmente.