El primer día de septiembre entró en vigor la reforma a la subcontratación. Las empresas de todo tipo tendrán prohibido el outsourcing de personal y solo podrán optar por contratar servicios especializados. ¿Qué son y tendrá este nuevo escenario algún impacto en los departamentos de tecnología?
El cambio en la Ley responde a que la subcontratación se utiliza ampliamente como un método de simulación que afecta directamente a los trabajadores y disminuye la recaudación fiscal. Su uso repercute en menos prestaciones, eliminación de la antigüedad laboral, y nulos aportes al IMSS y al Afore para los trabajadores.
El primer golpe lo podrían sentir los presupuestos. Las empresas ya no podrán deducir impuestos por pagos o prestaciones al subcontratar personal, excepto en casos de servicios especializados que no correspondan a la actividad económica preponderante de la misma.
Las organizaciones no podrán, por lo tanto, disponer de personal mediante un contrato a una empresa externa para sus labores tradicionales o mayoritarias. Esto no implica que todos los proyectos y servicios deban ser otorgados por personal interno. La subcontratación se realizará en una modalidad limitada a la ejecución de obras específicas o servicios especializados, pero estos no pueden caer dentro la razón social de la empresa contratante.
El problema será, sin embargo, mucho mayor para quienes hayan caído en costumbres alejadas de la ley. Alberto del Castillo, director de Customer Experience y Service Delivery de The Adecco Group explica que en los departamentos de IT de las empresas mexicanas abundan las malas prácticas: personal bajo planes de honorarios mixtos, que declaraban recibir un sueldo mínimo pero les entregaban más dinero de forma directa; esquemas de trabajo que les roban de primas vacacionales, aguinaldos o seguro de salud, entre muchos otros beneficios legales.
“Estas empresas defraudaban al gobierno y a sus empleados. El recurso humano de IT ya estaba muy acostumbrado a decir ‘yo no tengo beneficios sociales, no tengo prestaciones ni tampoco un fondo para el retiro’. Se normalizó un mercado a costa del precio de los trabajadores”, agrega Daniela Palma, Business Development Management de IT en Adecco.
La reforma intenta romper ese paradigma. En el fondo, si una organización no tiene los recursos para pagar a sus trabajadores bajo las exigencias de la ley y dentro de parámetros éticos, no tiene realmente recursos para operar como empresa.
El registro es clave
Los servicios especializados no se podrán obtener de cualquier proveedor. Estos deben estar inscritos en el Registro de Prestadoras de Servicios Especializados u Obras Especializadas (REPSE) en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). De otra forma, ambas organizaciones se exponen a gruesas multas.
De acuerdo con la guía oficial de la STPS, “tienen la obligación de registrase en el padrón las personas físicas o morales que presten servicios especializados o realicen obras especializadas, y que deseen proveer dichos servicios especializados a un tercero (contratante), y que para ello deban poner trabajadores propios a disposición del tercero (contratante)”.
Para oficializar este registro, deben demostrar el carácter especializado, tanto de la persona física o moral como de la actividad o actividades a realizar, y estar al corriente en sus obligaciones fiscales y de seguridad social.
Si el servicio que se ofrece no implica que los trabajadores de la empresa especializada estén a disposición de los clientes, entonces no es necesario inscribirse en el REPSE. O sea, si el servicio se realiza desde una oficina propia, no en la de la empresa contratante, no es necesario el registro.
Dicho esto, las organizaciones que subcontraten servicios especializados de Tecnologías de la Información no deberían enfrentarse prácticamente a ningún obstáculo para seguir haciéndolo de la misma forma que antes de la reforma. Si existe algún afectado posible, son los proveedores de tecnología que a su vez tengan tercerizados algunos de sus servicios, pero solo en casos que impliquen la movilización de personal.
La crisis sanitaria preparó el camino
El 2020 implicó para todo tipo de organizaciones un gran aumento de trabajadores remotos. Se aceleró la automatización del trabajo, se tercerizaron los servicios posibles de tercerizar y, en general, las empresas se movieron hacia los servicios administrados. Como se ha podido ver en la serie de mesas redondas vTalks, prácticamente todas las industrias optaron por subcontratar la administración de parte de sus servicios IT. Así que, si hace algunos años existían riesgos de que los departamentos de Sistemas se vieran impactados por un cambio a la subcontratación, hoy es prácticamente nulo si es que estaban apegados a la ley.
Es más, los proveedores de tecnología verán probablemente un aumento en sus oportunidades de negocio ahora que sus servicios serán la única alternativa para las organizaciones que no cuenten con un departamento de IT robusto, o requieran apoyos en proyectos específicos. La posibilidad de que la inversión en tecnología se reduzca, debido a la reducción potencial de presupuestos por el impacto de la reforma de outsourcing en otras áreas, no debe ignorarse; pero las eficiencias en gasto que la automatización, las administración de servicios IT y la nube otorgan deberían nivelar la balanza.