La nube es una de las cartas fuertes en la estrategia IT de muchas empresas, pero sus costos pueden dispararse si no hay cuidado. Ante la situación actual, donde impera la optimización del presupuesto, diversas compañías están re evaluando qué tener en la nube y qué no.
No todas las aplicaciones ni toda clase de datos son más eficientes o menos costosos en versión cloud. Es conveniente no precipitarse y considerar un balance adecuado, aunque los proveedores insistan en que la vida es mejor en las nubes. Es verdad que sin ellas no habría sido posible la migración masiva al trabajo remoto de millones de trabajadores alrededor del mundo, pero también es cierto que muchas organizaciones (como las financieras) no podían darse el lujo de poner en riesgo la confidencialidad de sus datos o la operación de sus sistemas core, por lo que tuvieron que desplegar VPN y escritorios virtuales desde sus data centers. No necesariamente el que tiene sistemas en la nube vive mejor.
Aunque la migración a algún sabor de cloud es parte de la modernización IT, todavía existen muchos escépticos, sobre todo porque no abunda el talento para manejar cargas de trabajo entre nubes privadas y públicas, además de lo complicado que pueden ser los contratos y sus SLA.
Lo que sí
El correo electrónico y las aplicaciones empresariales encabezan los rubros que suelen tener las compañías en la nube. De hecho, en un reporte de 2019, Forrester indicó que aproximadamente 20% de este tipo de aplicaciones residen en la nube.
Poco a poco se han pasado cargas de trabajo de misión crítica, especialmente las aplicaciones que requieren recursos significativos de cómputo para funcionar, las que tienen patrones de uso impredecibles o cíclicos, y las que tienen una arquitectura orientada a servicio (SOA, por sus siglas en inglés). Este tipo de aplicaciones tienen características que pueden aprovechar los esquemas elásticos y de pago por uso que se traducen en ahorros en gasto IT para las organizaciones.
Los especialistas recomiendan revisar el costo-desempeño antes de optar por servicios externos. Por ejemplo: los requerimientos de las aplicaciones en términos de infraestructura, sistema operativo o almacenamiento, su uso consistente o fluctuante del CPU, o bien que requiera determinada latencia para funcionar adecuadamente.
Qué dejar fuera
En el otro extremo de la balanza hay cierto tipo de aplicaciones que estarían en los últimos lugares de la lista para adoptar nube pública. Aquí se encuentran las que trabajan con datos sensitivos, en especial las que involucran factores regulatorios o riesgos legales si se diera el caso de una vulnerabilidad. Aquí la recomendación es mantenerlas en una nube privada.
Otro caso sería el de aplicaciones que corren en plataformas legacy, que por sus características no siempre cuentan con soporte de proveedores de nube, o que hacen de su adaptación un trabajo más arduo que rehacerlas desde cero.
Víctor Pichardo, vicepresidente de Excelerate Systems para América Latina, considera clave tener disponible en la nube información útil para ventas, como el CRM, de manera que sea accesible a todos los involucrados desde cualquier lugar y en cualquier dispositivo.
“Hoy de forma sencilla y segura se pueden poner ahí todas las aplicaciones, desde un data lake hasta el típico correo corporativo, siempre y cuando se manejen niveles de privacidad”, indicó el directivo. Pichardo desaconseja utilizar la nube para datos relacionados con propiedad intelectual, recursos humanos o finanzas.
Meter reversa, oportunidad estratégica
En un inicio, el atractivo de la disminución del Capex impulsó a los early adopters a mandar todo a la nube pública. Fernando Zambrana, director general de Nutanix México, afirmó que muchos usuarios se han replanteado el uso de la nube pública e incluso han optado por nubes privadas que ofrecen ventajas, como un mayor control, agilidad y costos. “Estamos viendo un repatriación de las aplicaciones a los centros de datos privados”, dijo en entrevista. Añadió que en México aún queda mucho por hacer en materia de virtualización de centros de datos, aunque también aclaró que no se están construyendo más sites. El directivo considera que tanto la nube privada como la híbrida representan una gran oportunidad para que los usuarios mejoren la eficiencia de costos y reduzcan el TCO.
Para Nutanix, el reto reside en llevar a cabo una mayor evangelización entre los usuarios, en superar la falta de habilidades de administración de nube entre el staff IT y en demostrar las bondades de sus herramientas para el despliegue de cargas de trabajo entre distintas nubes de forma sencilla y segura. Como proveedor, Zambrana ve en este cambio un área de oportunidad para brindar recursos técnicos y soporte a sus clientes para gestión cloud, seguridad y soluciones que permitan borrar silos entre nubes.