Los futurólogos coinciden en que la automatización, aunada a la inteligencia artificial, seguirá avanzando irremediablemente. Como consecuencia, existe el riesgo de que más de la mitad de los empleos en Estados Unidos desaparezcan en dos décadas y no queda claro si la tecnología dará lugar a una reubicación de los desplazados en nuevas disciplinas. Aunque no existen estudios similares en México, ya en 2015 seis de cada 10 egresados de ciencia y tecnología estaban desempleados o dedicados a actividades no relacionadas, de acuerdo con Conacyt. Se requiere comenzar a discutir hoy sobre un futuro, que puede ser más devastador de lo que las películas apocalípticas han pintado.
Soy de quienes piensan que en los últimos 20 años internet ha destruido mucho más de lo que ha construido. Cada vez que la red reemplaza a los intermediarios en una actividad destroza industrias completas, con un claro beneficio para los consumidores, sin duda alguna. Sin embargo, los desplazados no necesariamente logran reinventarse para continuar en una industria de reciente creación. En ese tenor, no está muy claro si en el futuro los choferes de taxi o de transporte pesado que serán desplazados por los vehículos autónomos podrán programar interfaces gráficas o videojuegos de inmediato. En un estudio liberado en 2017, McKinsey pronostica que para el 2030 unos 375 millones de personas alrededor del mundo perderán su empleo.
En países como el nuestro, el impacto puede ser aún más brutal. Como mencioné líneas arriba, el Conacyt reportó que seis de cada 10 egresados en ciencia y tecnología están sin empleo o se ocupan en trabajos ajenos a su área de estudios. El Acervo de Recursos Humanos en Ciencia y Tecnología (ARHCyT) ascendía en 2015 a 11.4 millones de personas, total que incluye a todos los estudiantes que terminaron carreras de ciencia y tecnología —ejerzan o no—, más los que, sin título profesional, trabajan en este ámbito. Si esto era así hace tres años, ¿dónde se insertarán los nuevos egresados en la próxima década?
En los últimos meses he hablado con varios directivos de Sistemas que coinciden en favorecer la adopción de software (aplicaciones disponibles en el mercado), por encima del desarrollo propio, con el fin de ser más ágiles y flexibles en un mercado de consumo que exige inmediatez. De ser una tendencia generalizada, entonces el impacto en el desempleo de quienes estudian disciplinas relacionadas con IT será aún mayor, porque dichas aplicaciones son productos extranjeros, de empresas con muy poco (o nulo) desarrollo ubicado en nuestro país.
Volviendo al tema inicial, la automatización es solo una de las 10 macrotendencias relacionadas con el avance tecnológico. La inteligencia artificial, la robótica, el IoT —y su combinación— están ya provocando desplazamiento de mano de obra en la manufactura y en un puñado de oficios diversos, como los operadores de centros de contacto. A mayor automatización mejores rendimientos para las empresas, por lo que la tendencia es irreversible.
Muchos escritores actuales predicen que en menos de 30 años habrá millones de personas que necesitarán ocuparse, pero eso no significa que su labor será remunerada. ¿Qué países serán capaces de garantizar un ingreso mínimo a esas masas de desplazados que les permita afrontar techo, alimento y salud?
Me parece que todavía no hemos ni siquiera empezado a discutir sobre este apremiante tema en México. Las políticas sociales están centradas en la urgencia de sacar de la pobreza a 50 millones de personas, mientras la brecha tecnológica sigue abriéndose a pasos agigantados.
En el próximo IT Masters CON CDMX, los próximos 3 y 4 de octubre en la Expo Sta. Fe, la casa editorial de este espacio, Netmedia, ofrecerá un foro para la discusión del futuro y cómo podemos, hoy, evitar una catástrofe de proporciones aún inimaginables.