El cofundador del grupo financiero Magellan, Hamish Douglass, pronosticó que el servicio de viaje privado tiene menos del 1% de probabilidades de sobrevivir la próxima década.
En el marco de la conferencia anual de corredores de Bolsa y asesores financieros en Sydney, Australia, Douglass dijo que Uber “está perdiendo constantemente dinero, y su estrategia de captación de capitales es un esquema Ponzi (operación fraudulenta que implica el pago de intereses a los inversionistas de su propio dinero invertido o del dinero de nuevos inversores)”.
Según la versión del cofundador de Magellan, que mueve unos $56,000 millones de dólares, Uber está amenazada por la llegada de nuevas tecnologías en el mercado automotriz, tales como coches autónomos. Desde la perspectiva del directivo, el escenario que se avecina no hace sentido al negocio de viajes compartidos.
“Cuando miro a Uber (…) pienso en ello como una de las inversiones más estúpidas en la historia”, sentenció duramente. “La probabilidad de que este negocio vaya a la quiebra en una década es del 99%”, reiteró Douglass.
La empresa fundada en 2009, en San Francisco, California, se vale de la llamada economía colaborativa para manejar su negocio. En 2015, Uber realizó una ronda de financiación para conocer el valor de la compañía —actualmente no cotiza en bolsa—, la cual quedó en $62,500 millones de dólares; una cifra nada despreciable para una compañía con seis años de antigüedad.
Sin embargo, las ganancias netas de la compañía no coinciden con la valoración. Al parecer, las pérdidas de Uber aumentan cada año que pasa; según datos filtrados por Gawker, hace dos años la firma registró $56 millones de dólares en rojo y un año antes, 2013, $160 millones de dólares. Es decir, que Uber está perdiendo dinero.
¿Será cierta la sentencia de muerte a Uber? Por ahora, Douglass tiene los números a su favor.