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OPINIÓN

Las TIC y el segundo piso de la 4T



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Mi pronóstico es que la industria de IT no puede confiar demasiado en que el Gobierno federal será una de sus principales fuentes de ingresos.

Publicado el 18 jun 2024



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Mexico City, Mexico. May 5th, 2024. Claudia Sheinbaum, candidate running for Mexican presidency, in a campaign rally in Gustavo A. Madero, Mexico City.

La nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha dado muy pocas señales de que utilizará las tecnologías de información para hacer más eficiente, transparente y accesible la gestión pública.

En el artículo “Las propuestas TIC de Claudia Sheinbaum” publicado en este mismo sitio hace un par de semanas, se hizo un intento por inferir lo que será la agenda digital federal de Sheinbaum a partir de las pocas señales a disposición.

En campaña, la candidata presidencial de Morena casi no hizo propuestas en torno a las tecnologías de información y telecomunicaciones (TIC). Planteó aún menos que los otros dos contendientes.

Una señal —quizá la más esperanzadora— fue la iniciativa llevada a cabo durante su administración en la Ciudad de México: la súper aplicación App CDMX, que reúne varios servicios digitales del Gobierno capitalino y que formó parte de Las más innovadoras 2022.

Y una más podrían ser las recientes declaraciones del ahora exdirector de la Agenda Digital de Innovación Pública de la Ciudad de México (ADIP), José Antonio Peña Merino, en el marco de una conferencia organizada por la Asociación Nacional de Telecomunicaciones (Anatel).

Pero aún con todo, no hay nada en concreto.

Presupuesto IT

Si Sheinbaum construirá “el segundo piso de la 4T”, como expresó una y 1,000 veces durante su campaña, mi pronóstico es que la industria de IT no puede confiar demasiado en que el Gobierno federal será una de sus principales fuentes de ingresos, como no lo ha sido en los últimos seis años.

La relación entre el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) y el Presupuesto para Tecnologías de Información y Telecomunicaciones (PTIC) disminuyó entre 2022 —cuando alcanzó su mayor nivel en todo el sexenio de la 4T— y 2023, a tan solo 0.41% del total presupuestado.

De acuerdo con datos del Banco Mundial, en los últimos 10 años el gasto público en comunicaciones y tecnologías de la información (CTI) en México se ha ubicado en promedio en 0.42% del PIB.

Sin embargo, existen numerosas experiencias internacionales que demuestran que las naciones que han impulsado el gasto en CTI han alcanzado estadios de desarrollo importantes.

El director general de Innovación Tecnológica de la Ciudad de México, José Bernardo Rosas Fernández, propuso en 2020 en el marco del Foro Hacia la primera ley general de Humanidades, Ciencias, Tecnología e Innovación, incluir un artículo transitorio para alcanzar en 2030 un gasto público consolidado en CTI equivalente a 1% del PIB.

Ello implicaría incrementar el presupuesto en CTI de $102,721 millones de pesos en 2021 a $252,579 millones en 2030.

Impulso a ciencia y tecnología

Si por primera vez tendremos a una mujer al frente del país que, además, puede presumir una carrera en Física y un doctorado en Ingeniería Ambiental, lo menos que podríamos pedirle es justo priorizar la inversión en ciencia y tecnología.

Para el 2024, el Gobierno federal estableció un presupuesto de $148,000 millones de pesos para el área de Ciencia, Tecnología e Innovación, de los más de $9 billones de pesos que estima gastar en total, donde la prioridad serán los megaproyectos como el Tren Maya, el tren interoceánico y los programas sociales.

De este monto, el destinado al desarrollo científico fue tan solo de $25,722 millones de pesos, asignados al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt).

Aunque se trata del mayor aumento para ciencia en lo que va del sexenio, los analistas estiman que se trata de solo 0.6% del Producto Interno Bruto (PIB) de México, un porcentaje muy bajo frente al 1.5% que recomiendan organismos internacionales.

Eso sin contar con el hecho de que nuestro país es la economía número 15 a nivel mundial y suma una población de casi 130 millones de personas.

Un aumento sin impacto

En 2023, el Congreso mexicano eliminó de la ley de ciencia la obligación para el Estado mexicano de invertir al menos el 1% del PIB en esta área, y en su lugar estableció que el Gobierno tiene la “obligación de fomentar, realizar y apoyar actividades de investigación humanística y científica, desarrollo tecnológico e innovación que redunden en el bienestar del pueblo de México”. Sin embargo, no determina un monto mínimo para esa inversión.

De acuerdo con datos a nivel internacional, algunos de los países que superan a México en el porcentaje de inversión en ciencia son Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, Panamá y Uruguay, por lo que la capacidad productiva de México podría verse comprometida en algún momento.

El investigador del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), Fabián Rosales, compartió que el gasto federal en ciencia y tecnología ha sufrido bajas importantes durante el sexenio del actual presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y no obstante que este año se registra un aumento respecto al anterior, en realidad está destinado a proyectos de energía, y no precisamente energía limpia.

Los $126,475 millones de pesos en recursos fiscales representan aproximadamente 16% más que el año anterior. En términos reales el aumento es de 11.4% con respecto a 2023, el mayor en el sexenio de AMLO. Sin embargo, el incremento se concentra en una dependencia que no había sido incluida antes: Pemex.

¿Qué esperar de Sheinbaum en términos de IT?

Si Sheinbaum prometió que construirá el segundo piso de la cuarta transformación los hechos y los datos —porque sí hay otros datos — indican que habrá más de lo mismo, en el mejor de los casos.

Es decir, una indiferencia con respecto a la importancia de apoyar el desarrollo de software, de introducir la alfabetización digital en las escuelas desde los primeros niveles educativos, de transparentar la rendición de cuentas en el gasto público a través de concursos en plataformas abiertas, la inversión en aplicaciones web y móviles para todos los trámites con la administración pública, y la interoperabilidad entre los tres niveles de Gobierno.

Y eso solo para empezar. Añada usted la preparación del talento joven en áreas STEM, especialmente entre las niñas, si es que la futura presidenta pondrá énfasis en cerrar la brecha.


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